
No usan vestidos con flores, calcetines con vuelitos, delantal blanco, tampoco chupallas. No mueven pañuelo blanco y sin embargo son huasas. Nadie las para cuando se les pregunta qué significa esto de innovar en el baile nacional. Ellas son claras: su aporte es eliminar el estigma de que la cueca es fome.
A primera vista se podría pensar que son rockeras, hip-hoperas o simplemente postulantes a un concurso de jóvenes intérpretes con ganas de ser famosas. Pero no, estas seis mujeres tocan desde el 2001 y esta semana acaban de lanzar su tercer disco, titulado “También es cueca”. Son conocidas en el circuito macrocuequístico por administrar en los escenarios seducción femenina al son de letras del maestro Hernán Núñez. Esta conversación la tuvimos justo antes de una presentación en el Estadio San Jorge, donde ejecutivos top las esperaban para zapatear como Dios manda el sentido patrio de la efeméride.
Media hora antes del show, las chicas se maquillaban como si fueran a carretear a un club clandestino. La producción no pasó más allá de sombras y rímel en los ojos. Se visten con ropa de calle: faldas encima de pantalones, cinturones con punta, jeans, chalequitos de hilo, zapatillas, poleras de lycra con diseños fashion. Esta alternatividad pasa a segundo plano cuando el micrófono y los instrumentos se apoderan de sus cuerpos, es ahí cuando el baile nacional sufre una metamorfosis de ritmos. Escucharlas da la sensación de que se esfuerzan por cambiar hasta el carácter criollo.
Las canciones de su último CD hablan de una tercera versión de “Pedro Navaja”. Hay también pena en los versos y el desgarro emocional que las ha hecho famosas. Una vez montadas frente al público, reciben aplausos, pero más de uno mira con cara de ¿dónde está el chilenazo?
Katherine (26), la última en llegar a la banda, aclara que la fórmula de Las Capitalinas es transmitir feminidad, mucha empatía con el público y animación vocal.
Media hora antes del show, las chicas se maquillaban como si fueran a carretear a un club clandestino. La producción no pasó más allá de sombras y rímel en los ojos. Se visten con ropa de calle: faldas encima de pantalones, cinturones con punta, jeans, chalequitos de hilo, zapatillas, poleras de lycra con diseños fashion. Esta alternatividad pasa a segundo plano cuando el micrófono y los instrumentos se apoderan de sus cuerpos, es ahí cuando el baile nacional sufre una metamorfosis de ritmos. Escucharlas da la sensación de que se esfuerzan por cambiar hasta el carácter criollo.
Las canciones de su último CD hablan de una tercera versión de “Pedro Navaja”. Hay también pena en los versos y el desgarro emocional que las ha hecho famosas. Una vez montadas frente al público, reciben aplausos, pero más de uno mira con cara de ¿dónde está el chilenazo?
Katherine (26), la última en llegar a la banda, aclara que la fórmula de Las Capitalinas es transmitir feminidad, mucha empatía con el público y animación vocal.
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